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Azúcar de caña y salud renal: no son enemigos
El consumo de bebidas azucaradas, como los refrescos y jugos industriales, se ha vinculado de forma consistente con un mayor riesgo de enfermedad renal crónica (ERC) y la formación de cálculos renales. Esta relación no se debe únicamente al azúcar, sino a la alta concentración de azúcares añadidos, jarabe de maíz de alta fructosa, colorantes, conservadores y otros aditivos que suelen contener estos productos ultraprocesados.
Diferencia entre azúcar natural y bebidas azucaradas procesadas
Diversos estudios han evidenciado que el consumo habitual de más de una porción diaria de bebidas azucaradas se asocia con un aumento significativo del riesgo de desarrollar ERC. Por ejemplo, una investigación publicada recientemente basada en datos del UK Biobank mostró que los participantes que consumían más de una porción diaria de estas bebidas presentaban un riesgo 19 % mayor de desarrollar enfermedad renal crónica en comparación con quienes no las consumían o lo hacían con menor frecuencia.
Asimismo, se ha encontrado que las bebidas endulzadas artificialmente, lejos de ser una alternativa saludable, también elevan el riesgo de daño renal. Esto sugiere que el problema no radica únicamente en la presencia de azúcar, sino en la formulación química del producto, que sobrecarga la función renal a largo plazo.
En contraste, el consumo moderado de azúcar de caña en su forma natural y no ultraprocesada, como la que se utiliza en alimentos caseros o tradicionales, no ha mostrado evidencias claras de ser perjudicial para la salud renal, especialmente si forma parte de una dieta balanceada y un estilo de vida saludable.
Es importante destacar que el daño renal por azúcar está mediado en gran medida por condiciones como la hipertensión, la obesidad y la diabetes tipo 2, enfermedades que se agravan cuando hay un consumo excesivo de calorías vacías y bebidas endulzadas artificialmente. Por lo tanto, es fundamental distinguir entre el consumo responsable de azúcar de caña natural y el abuso de bebidas azucaradas industriales.
Principales mecanismos del daño renal
El daño renal es una alteración en la estructura o función de los riñones que puede ser aguda (ocurre de forma repentina) o crónica (se desarrolla lentamente durante meses o años). Cuando este daño progresa y afecta de manera irreversible la capacidad de filtración de los riñones, se habla de enfermedad renal crónica (ERC).
1. Hipertensión arterial (presión alta)
Cuando una persona tiene la presión arterial alta de forma constante, los pequeños vasos sanguíneos que alimentan al riñón comienzan a dañarse. Esto afecta especialmente a unas estructuras llamadas glomérulos, que son como filtros diminutos encargados de limpiar la sangre.
Con el tiempo, estos filtros se van endureciendo y perdiendo su capacidad de filtrar correctamente, lo que hace que los riñones funcionen cada vez peor.
Además, cuando los riñones notan que reciben menos sangre, intentan compensarlo activando un sistema del cuerpo que sube aún más la presión arterial, lo que termina empeorando el problema en un ciclo difícil de romper.
2. Hiperglucemia y diabetes mellitus
Cuando una persona con diabetes no mantiene controlados sus niveles de azúcar en sangre, esa glucosa extra comienza a dañar poco a poco los pequeños vasos sanguíneos dentro de los riñones. Al principio, los riñones intentan compensar trabajando de más, pero con el tiempo esto les pasa factura.
Esa sobrecarga provoca que algunas estructuras internas se engrosen y se endurezcan, lo que afecta su capacidad para filtrar correctamente la sangre. Como resultado, el riñón empieza a perder proteínas importantes a través de la orina (un signo llamado proteinuria) y su función se va deteriorando poco a poco.
3. Cálculos renales y obstrucción
Cuando se acumulan ciertas sustancias como calcio, ácido úrico u oxalato en los riñones, pueden formarse pequeños cristales o piedras que bloquean los conductos por donde pasa la orina.
Esto provoca irritación e inflamación en la zona, aumenta la presión dentro del riñón y puede dañar sus partes más sensibles, como las células encargadas de filtrar la sangre.
Recomendaciones clave
- Beber suficiente agua favorece la eliminación de glucosa y desechos metabólicos, reduciendo el estrés renal. La hidratación constante apoya la función glomerular y previene la formación de cálculos.
- Si consumes azúcar de caña en cantidades moderadas (menos del 5 % al 10 % de la ingesta calórica diaria) junto con una dieta balanceada y rica en fibra, no representa una amenaza directa para los riñones.
- Evita bebidas procesadas azucaradas o endulzadas artificialmente que han demostrado aumentar el riesgo de ERC y cálculos renales.
- Mantén un estilo de vida saludable: controla el peso, presión arterial y glucosa en sangre; haz ejercicio; y mantente bien hidratado.
Azúcar de caña con moderación no es enemiga del riñón
A pesar de que el consumo excesivo de azúcares simples ha sido asociado con diversos problemas metabólicos y renales, no existen estudios científicos que señalen directamente al azúcar de caña natural, consumida con moderación, como una causa de daño renal.
La mayoría de las investigaciones que relacionan el azúcar con la enfermedad renal se enfocan en el exceso de calorías provenientes de azúcares añadidos en alimentos ultraprocesados, especialmente las bebidas azucaradas industriales. Estos productos suelen contener altas concentraciones de jarabe de maíz de alta fructosa, colorantes, conservadores y aditivos químicos, que representan una carga adicional para los riñones.
Conclusión
El riesgo real para la salud renal proviene de factores como:
- Consumo frecuente de bebidas azucaradas industriales, como refrescos, jugos procesados y bebidas energéticas, los cuales alteran el equilibrio metabólico y contribuyen al desarrollo de obesidad, hipertensión y diabetes.
- Presencia de ácido fosfórico en muchos refrescos oscuros, sustancia que puede alterar el equilibrio de minerales en el cuerpo, favoreciendo la desmineralización ósea y la formación de cálculos renales.
- Altas cargas de fructosa industrializada, que favorecen la resistencia a la insulina, aumentan el ácido úrico y afectan el flujo sanguíneo renal.
No es necesario temer al azúcar de caña cuando se consume en las cantidades adecuadas y dentro de un patrón de alimentación saludable. El verdadero enemigo de los riñones no es el azúcar natural en sí, sino el abuso de productos ultraprocesados que sobrecargan el sistema renal.
Por eso, más que eliminar por completo el azúcar natural, el enfoque debe estar en educar sobre el consumo consciente, elegir alimentos menos procesados y mantener hábitos saludables que protejan la función renal a largo plazo.
Bibliografía
Candiello, A. (2024, 1 de marzo). Consumo de bebidas azucaradas y enfermedad renal crónica. MedEcs.
https://medecs.com.ar/2024/03/01/consumo-de-bebidas-azucaradas-y-enfermedad-r enal-cronica/
Infobae. (2025, 27 de abril). Cómo actúa el refresco sobre tus riñones y qué daños podría causar.
https://www.infobae.com/mexico/2025/04/27/como-actua-el-refresco-sobre-tus-rinon es-y-que-danos-podria-causar/
Revista Colombiana de Nefrología. (2021, 18 de agosto). Edulcorantes artificiales y su papel en la enfermedad renal crónica.
https://revistanefrologia.org/index.php/rcn/article/view/534